¿Qué es la Mitología?

     Si bien todas las mitologías han dejado sus huellas en los campos de las Bellas Artes, a lo largo de la historia la influencia griega, de cuyo mundo somos herederos más directos, ocupa el primer lugar: arquitectura, escultura, pintura, música, poemas épicos, novela, teatro, cine, televisión, etc., han plasmado la imagen y la palabra todo ese hábitat fantasmagórico de abigarrado contraste.

    La palabra mitología es de origen griego, pues no en vano fue la civilización de la antigua Grecia la que mayor cantidad de fuentes documentales nos ha legado sobre su origen, formación y desarrollo. Etimológicamente significa "tratado de los mitos o ciencia que se ocupa de los mismos", entendiendo por mito cualquier relato o historia en la que son protagonistas dioses o héroes, pertenecientes en general al acervo religioso de los pueblos. Esta intervención más o menos sagrada, es la que diferencia al mito de la pura leyenda o cuento, concediéndole personalidad propia. Por eso hablamos del mito de Zeus, del de Apolo; la leyenda del Rey Arturo y los cuentos de Las mil y una noches. Sin embargo, para el gran mitólogo Pierre Grimal, el mito no tiene porque ser necesariamente religioso, sólo se puede aplicar este calificativo cuando haya generado un culto y un ritual popular dedicado, ciertamente, a sus protagonistas.
  
Su importancia

    Aunque de cada pueblo o civilización podemos rastrear, reconstruir y analizar su mitología particular o propia, es indudable que el mundo helénico aportó tal cantidad de fuentes para el estudio y recopilación de su mitología que ésta, al igual que toda la cultura griega, alcanzó el apelativo de clásica, es decir, se transformó en la mitología modelo por excelencia, así como motivo de inspiración para la romana. Los nombres de sus protagonistas en versión helénica o latina nos son tan familiares y vivos, que se diría que caminamos por un escenario que parece nuestro sino actual y permanente.

    ¿Quién no se vale en la actualidad de un cronómetro para controlar el paso del tiempo, no sabe qué es la geografía, o no ha empleado o escuchado en alguna ocasión frases como: "tiene una fuerza hercúlea"; "se mostró tan colérico que parecía una furia"; "era hermosa como una venus o tan varonil como un apolo"; "el argumento estaba cargado de erotismo"; los cereales son la base de la alimentación humana y tantas otras?

    Pero aún hay más. Si observamos el firmamento que nos envuelve, a nuestra mente acudirán nombres de los astros que podemos distinguir a simple vista o mediante telescopio que recuerdan  las diversas divinidades del panteón grecorromano y a los que están consagrados algo tan cotidiano como los meses del año, los días de la semana, las horas o los signos del zodíaco.

    Incluso la ciencia, tan opuesta a la mitología, ha encontrado en la helénica motivo de inspiración para mencionar algunos fenómenos. Así por ejemplo, la psicología habla de los complejos de Edipo o de Electra, referidos al conflicto que puede presentarse en cierta etapa infantil del desarrollo humano como respuesta a las relaciones entre hijos y padres, que recuerdan aquellos míticos seres víctimas de su dramático destino.

    Sin desdeñar pues las restantes mitologías, de una importancia también relevante para otras culturas, la griega asimilada y transformada por el genio romano es quizá la más trascendental para nuestro escenario Mediterráneo y la que sigue estando más vigente como uno de los elementos moldeadores de nuestra forma humanística occidental. Sin embargo, no siempre ha sido bien conocida o puesta al alcance del pueblo, por lo que debemos antes plantearnos las raíces de la Mitología en general, así como de la griega en particular o lo que es lo mismo: ¿cuándo y porqué surgen los mitos?.


    Sus raíces ¿Cuándo y por qué surgen los mitos? 

    Las raíces de la Mitología y de los mitos hay que buscarlas cuando el hombre primitivo, iniciado el desarrollo de sus facultades superiores que lo distingue de los demás animales, se llenó de estupor o temor al enfrentarse con el medio hostil y los variados fenómenos de la naturaleza, sintiendo necesidad de ampararse en la imaginación para intentar explicarse los orígenes del mundo y todo lo que le acompaña. Así H.J. Rose escribirá: "El mito es el resultado de la operación de la imaginación ingenua sobre los hechos de la experiencia, es decir, la puesta en movimiento de la imaginación del hombre (de casi todas las épocas y lugares) ante un objeto que aparece como maravilloso e intrigante".

    ¿Por qué la noche sucede al día? ¿por qué calienta e ilumina el sol? ¿por qué la luna sustituye al sol por la noche? ¿qué hay más allá de donde alcanza la vista? ¿quién provoca la lluvia, el rayo o el trueno? ¿quién mueve las olas del mar?... Y en definitiva: ¿quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos?.
    El período que prehistoriadores y arqueólogos han bautizado en el Viejo Mundo como Paleolítico se halla prácticamente desprovisto de mitos. El rudimentario culto a los muertos que se practicaba no ofrecía un mayor horizonte, a no ser que se intente atisbar en las pinturas rupestres del denominado Paleolítico Superior y más concretamente en el clasificado como estilo levantino, pero el verdadero mito era la lucha por la existencia.

    Con el Neolítico y la configuración de los primeros poblados organizados, la situación cambia. Paulatinamente, los hombres fueron rellenando el vacío a las incógnitas, no solamente sobre su ámbito próximo, sino sobre el espacio infinito e indeterminado que les rodeaba. Aparecieron así los mitos populares. Paralelamente se forjaron los mitos sabios, creados o recogidos por un poeta o un pensador (que frecuentemente se basó en los primeros), de forma que casi todos los relatos mitológicos que el pueblo iba guardando con atención, respeto y cariño, poseyeron adecuada réplica en imperecederas obras artísticas y literarias de todo el orbe. A tal respecto, valga como reflejo la novela Ulises, del irlandés James Joyce (1882-1941), epopeya cotidiana de un hombre de nuestro tiempo, inspirada en el astuto héroe aqueo destructor de Troya y protagonista de La Odisea.

    Así pues, los mitos más valiosos y trascendentales son precisamente los populares y anónimos surgidos y transmitidos por tradición oral, y en este aspecto no se diferencian de las otras leyendas. En su origen, mito significa también palabra, discurso, sólo con el tiempo llegó a ser, hasta cierto punto, sinónimo de leyenda al oponerlo al concepto de logos (entendido como relato confirmado por testimonio). Por otra parte, es necesario no confundir Mitología, ciencia de los mitos, pero también arte de interpretarlos, con Mitografía, reservando esta acepción para la actividad que realizaron los compiladores helénicos, en especial alejandrinos (siglos III-I a.C.) y romanos, que se ocuparon de reunir los mitos de Grecia y Roma.

Genealogías. Mito y sociedad

    ¿Pero, quién podía ser capaz de mover o de estar detrás de las impresionantes fuerzas de la naturaleza o de elementos tan gigantescos como los astros, sino eran seres infinitamente superiores a los humanos cuya cólera era conveniente aplacar? De aquí a identificarlos como dioses media únicamente un pequeñísimo paso.

    La representación más fácil para el hombre de esos dioses era, lógicamente, como consecuencia de su mentalidad todavía pobre y limitada de forma humana (antropomorfismo), en cuya concepción  los griegos y sus herederos los romanos fueron maestros (etimológicamente antropomorfismo deriva del griego ántropos = hombre, y morfé = forma, es decir creencia en la existencia de seres superiores o divinidades con forma humana). Se invertían así los términos bíblicos: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, dijo Yahvé" (Libro del Génesis, I-26). A partir de esta inversión se atribuyeron a los dioses, además de la inmortalidad, hechos y formas de vida similares a las de los humanos, con virtudes, vicios y pasiones en grado superlativo y una transposición divina de la familia mundana, así como sus relaciones y conflictos. El soberano o caudillo de un grupo social buscó "sacralizar" su poder con la creación de una genealogía cuyo ascendiente más remoto era un dios, mientras que los conductores de pueblos o fundadores de ciudades-estado se transformaron por tradición en los primeros héroes y sus compañeras o figuras femeninas relevantes en heroínas.

3 comentarios:

  1. señor Iceman, una gradiosa y aclamada felicitación por su blog, es interesante y regozigante ver comentarios personales eh istoricos tan completos, así como neutrales sin apoyar o negar ninguna religión, haces tan tangible en el presente la creencia en los Dioses Olímpicos como cualquier otra religión, y le das a la cultura griega, merecida justicia de su tracendencia en el tiempo.

    espero, sigas nutriendo tu blog, con muchas más historias antiguas, como los trabajos de Heracles o las aventuras de Perseo, llevo 2 días leyendo tu blog y me retiró feliz dándote muchas estrellas a favor por tus publicaciones. Aún q también un poco triste ya que no hay más temas, sigue así q la Gloria de los Dioses te iluminen y que Zeus llame a la fama para publicar tu nombre!!!!

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    1. Mi más grande alegría es saber que a alguien le apasiona tanto como a mí todo lo que este humilde Blog abarca. Por supuesto que yo solo soy un vocero de lo plasmado por Robert Graves y demás autores figurados en el apartado de Bibliografía. Todo el crédito para ellos.

      Heracles, Perseo y muchos otros personajes se irán sumando este año a medida que avancen los meses. Tras unas ligeras vacaciones durante Diciembre el Blog vuelve a la vida en estas semanas. ¡Si Mitología hay para rato!

      Nuevamente muchísimas gracias por tu comentario y doble agradecimiento por el aliento a continuar con esta gesta. Desde ya, pasate cuando gustes.

      ¡Saludos!

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    2. Cuento con ello amigo mío, y estaré visitando tu página de manera regular, con toda la ansiedad de leer un nuevo artículo al respecto de lo que consideró una de las épocas más maravillosas de la historia humana, no sólo cultural si no también religiosa eh intelectualmente.

      que las musas te brinden inspiración y los Dioses te den salud y paz.

      suerte!

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